jueves, 27 de agosto de 2020

RELATO BREVE

AUTOR: GUSTAVO RONSINO

LOS HOLOCAUSTOS

El silencio arbóreo de la noche cedió con el chirrido metálico de las ruedas sobre las vías. Oscuros y tendidos sobre la humedad de la tierra lo veíamos curvarse como una oruga para luego caer dibujando la brumosa línea de la loma.  Escuchábamos con reservada felicidad los martillazos secos sobre los impertérritos durmientes. Amarilleado por la breve luz de un farol a kerosene se alejaba el contorno espectral del último vagón.  Sobre él la estrecha puerta final agujereada por la ventanuca de rejas se bamboleaba mientras los últimos humanos desprendían sus manos de las barandas  descolgándose furtivos hacia los pastizales y hundiéndose en el profundo amparo de las matas. Hasta que el convoy se apagó en el horizonte fuimos igual que  piedras. Parecer muertos era vivir. La fuga era solo una espera que nos urgía interrumpir antes que el amanecer revelara que el único muerto adentro de aquella jaula rodante no era un judío. Nuestra pequeñez vino a reunirse en el punto marcado por el invisible silbido y desde allí, como un arroyo fuimos corriendo en busca del mar. Íbamos orientados por el ruido de la rompiente que a cada paso nos latía más cercana. Mirna y yo, que me llamo Rafael, y los otros cinco nos  encadenábamos sosteniéndonos con nuestras manos  y formando una hilera que como  nacientes tortugas marinas desafiábamos la rapacidad del aire aventurándonos en busca de la orilla. Con nuestros pensamientos descalzos y nuestras almas hambrientas.  Harapientos , enfermos y Salvos.

  YA NO VIENEN POR TODO: Ningun politico hubiera podido llevar adelante estas medidas y el poder economico necesitaba un Milei. Macri lo vio...